Fue a mis cinco o seis años durante la Segunda Guerra Mundial.
Sobre la pared colgaba un mapa de Europa en el que los ejércitos aliados y del eje estaban representados en tachuelas de distintos colores.
Vi a mi padre, un activo miembro de la resistencia francesa, retirar las tachuelas negras del frente este. El significado era claro: Los Nazis estaban retrocediendo.
– ¿Los alemanes van a perder la guerra? – dije yo
Eso era difícil de creer, pues como había visto, aún habían cientos de alemanes patrullando las calles. Entonces mi padre me dio una respuesta que se quedó grabada en mi como consejo paternal.
– ¡Naturalmente mi hijo! Uno solo tiene que DESEARLO.