Yo creo en los fantasmas. No en aquellos de las películas de terror, ni en aquellos hechos de sábanas blancas. Yo creo en las pesadillas trascendentales. Yo creo en el déjà vu de la ideología. Hay una persona que muy probablemente jamás conocí físicamente. Jamás. Pero la ideología que tejió -junto al fundador de la organización religiosa que fundó mi colegio- tuvo una presencia inmanente en la educación impartida por mi alma máter. De acuerdo a las personas que lo conocieron fue una persona de indudable espiritualidad, que incluso estuvo a punto de ser beatificada. Pero también fue un abusador sexual. Su nombre fue Germán Doig Klinge.
La razón por la cual lo menciono, es que este hombre de acuerdo a los testimonios de varias personas (muchos ex-sodálites) se lo recuerda como alguien cálido, y jovial. Incluso el periodista Pedro Salinas dice que Germán le parecía una persona carísmática e inteligente; un líder. Martin Scheuch, otro ex-sodálite, tambien comparte cálidas memorias de él. Es más, en esta organización, no era Figari la figura del sodálite ideal, sino Doig. Y a pesar de todo ello, siempre hubo algo más. Algo horrible. Una malévola paradoja.
(ver min 5:50)
Después de la muerte de Doig hubo un largo proceso para promover su beatificación, pero una vez destapada su doble vida, se aplicó la medida estalinista de remover completamente cualquier rastro de su previa existencia en el sodalicio. Como si nunca hubiera existido. Ahora su recuerdo es el de un fantasma que pena en la institución.
En esa misma línea de pensamiento; yo leo frecuentemente comentarios en Internet, de personas que intentan deslindar a estas «malas manzanas» de la Santa Iglesia Católica Romana. Esta visión maniqueísta está muy extendida. Hay dos posiciones en este paradigma de comprensión. O bien la Iglesia Católica es una institución vil y tiene que ser destruida completamente, o es santa y divina, pero es pervertida por la obra de los hombres (y en este caso, ciertas organizaciones laicas). Sin embargo, yo creo que hay una tercera posición que no se suele tomarse en cuenta.
Cuando Pedro Salinas publicó una recopilación de testimonios de las víctimas del Sodalicio en el libro «Mitad Monje, Mitad Soldado» hubo uno en especial, que aparte de repugnarme, hasta incluso inducirme al vomito (léanlo por sí mismos, y verán que no estoy exagerando en absoluto), al mismo tiempo me intrigó. Quizá «intrigar» no es la palabra correcta, pues este es un relato desgarrador de una de las víctimas, una persona que fue dañada psicológicamente por alguien en quien confió. Por alguien que él consideró como un amigo. Para poder describirlo, sería adecuado imaginar la foto en negativo de un foco de luz, pues a través del negativo uno puede ver la real característica demoníaca de la luz: la luz oscura.
Cito este testimonio del libro. Advierto que lo narrado me ha sido absolutamente repugnante. Me ha movido el estómago y, transcribir las líneas, ha sido una de las cosas más desagradables que he hecho en mi vida.:
«Santiago había elegido a Figari como un guía, como un guru frente a sus propias dudas y frente a su necesidad inexorable de abrazar toda clase de ascenso místico y espiritual. Fue así que (…) (F) le habló de la técnica kundalini. De acuerdo con esta teoría hindú, la kundalini es una energía invisible que suele ser representada por una serpiente. (…) «¿Cual crees que liquido más fuerte para empujar la kundalini?» (…) «No sé», respondió Santiago. «El esperma», dijo F. (…) Cuando F supuestamente trato de sodomizar a Santiago por primera vez, tuvo dificultades en la penetración. En ese momento, con la frialdad de un cirujano, se detuvo, se dirigió a su mesa de noche, abrió el cajón y sustrajo de ahí un pomo de vaselina para continuar con su ritual envenenado. «Lo más extraño de todo es que mientras iba penetrándome pedía que me masturbara. Y algo más extraño todavía; después de todo esto me pidió que lo acompañara a misa«, detalla Santiago»
«Y algo más extraño todavía; después de todo esto me pidió que lo acompañara a misa».
Cuando leí este testimonio, no pude dejar de preguntarme. ¿Figari tuvo una experiencia cristiana auténtica en el momento que fue a esa misa? ¿Incluso después de abusar sexualmente a alguien? La respuesta banal e impulsiva, sería decir que todo el paradigma ideológico sodálite fue construido en una mentira, y que en verdad Figari o Doig, eran adoradores de Satán o ateos, que no creían en el «verdadero Dios». Sin embargo, por más terrible que sea, yo dudo que haya sido así.
Aldous Huxley escribió un libro acerca de un enigmático y a la vez, aterrador personaje de la historia francesa: el infame padre José, consejero del cardenal Richelieu. François Leclerc du Tremblay (padre José) fue el encargado de organizar el espionaje, asesinato, extorsión y -en general- «el trabajo sucio» del cardenal. Para alumbrarnos un poco más sobre este personaje voy a traducir un texto del filósofo esloveno Slavoj Zizek en que hace una interesante reseña de él.
«Entonces, el padre José es la suprema encarnación de la conspiración en sí. Un político maquiavélico, listo para sacrificar miles de vidas, listo para recurrir al espionaje, las mentiras, el asesinato y la extorsión. Okay, nada nuevo. Sin embargo -y esta es la característica que fascinaba a Aldous Huxley- existe la otra cara de este mismo padre José. Él era aterrador durante el día, un conspirador, el peor ejemplo de político; pero después de haber realizado el trabajo sucio durante el día, en la noche él no solo era un sacerdote, pero también un místico de la categoría más auténtica. Cada noche, después de un día lleno de agotadoras intrigas diplomáticas, él se sumergía en profundas meditaciones. Sus visiones místicas son prueba de una autenticidad comparable a la de Santa Teresa y San Juan de la Cruz, entre otros. Él intercambiaba cartas frecuentemente con las hermanas de un pequeño convento francés, dándoles consejos para sobrellevar sus dificultades espirituales. Este era el enigma de Huxley. ¿Cómo se pueden reconciliar estos dos lados?
Cómo ustedes probablemente lo saben, por esta razón, Huxley se retiró del cristianismo, buscando salvación espiritual en la sabiduría oriental. Pero yo creo que una de las lecciones del psicoanalisís es precisamente que nosotros debemos aceptar totalmente a esta paradoja. Sí, uno puede ser, al mismo tiempo, un místico absolutamente auténtico -lo cual obviamente no es un reproche- y el más aterrador conspirador político. No hay garantía, en la auténtica experiencia personal de uno, cuales van a ser los efectos políticos resultantes. Yo pienso que esta es la ilusión a la cual tenemos que renunciar. No hay garantía de cuales van a ser los efectos políticos de la experiencia subjetiva de cada uno».
Después de leer acerca del padre José, me cuesta muchísimo no dudar de la experiencia mística y espiritual del fundador del sodalicio de vida cristiana y de su fenecido segundo al mando. Por más doloroso que nos parezca, no podemos caer en la simplificación negacionista de decir que Figari, Doig o cualquier otro abusador, eran engendros del demonio, comandados por Satanás par infiltrarse en la Santa Iglesia Católica. Bajo tal razonamiento, toda la ideología sodálite carecería totalmente de sustancia y sería, por lo tanto, apariencia pura o engaño absoluto.
Lamentablemente no fue (¿es?) así.
Figari sí creía en Dios y, muy probablemente, al igual que Doig, tuvo auténticas experiencias místicas en Cristo. Y al mismo tiempo, llevó a cabo manipulaciones psicológicas, abusos físicos y – en algunos casos – hasta sexuales. Lo macabro de todo esto es, que es imposible deslindar la fe o la auténtica experiencia mística cristiana del mal actuar. Recurrir a la narrativa de buenos y malos, solo nos ciega ante lo evidente. Es posible llevar a cabo acciones moralmente reprochables, viles, y repugnantes; y al mismo tiempo tener auténticas experiencias cristianas místicas. Por más horrible y decepcionante que suene, la historia nos ha demostrado que los hombres que han cometido las acciones morales más bajas; muy pocas veces han sido personas uni-dimensionales. Esta paradoja, mis estimados lectores, es la pastilla más difícil de tragar.
Todavía hay un fantasma que está acechando la Iglesia Católica.
Radwulf
26/03/2020
Fuentes:
- Père Joseph: https://www.lacan.com/zizlacan3.htm
- «Mitad Monje, Mitad Soldado» – página 162 «Testimonio de Santiago».
- El título de este artículo es una referencia a la descripción del ex-sodálite Martin Scheuch a Germán Doig: https://laslineastorcidas.wordpress.com/2013/09/24/german-doig-una-interpretacion/