Venezolanos lanzan a peruano de puente – REFLEXIÓN

Dos venezolanos mataron justo ayer de una forma vil y cruel a un peruano en Colombia. Pero este no solo era un peruano de los 30 millones de anónimos. De hecho tenía un nombre y se llamaba SILVANO CÁNTARO. Y aquellos dos asesinos no solo eran venezolanos, pero también tenían nombres. Nombres que al parecer ellos no tienen las agallas de publicar, pues es más fácil empujar a alguien de un puente que asumir la responsabilidad de su crímen.

Las crisis no solo sacan lo mejor de nosotros, sino también lo peor. Esa es una verdad que más ha resonado en estos tiempos de pandemia.

Yo sinceramente no creo en los sentimentalismos. Una vez una tía mía me compartió un video en donde se contaban las razones de porque las guerras hacían tanto daño a las personas. Obviamente, dentro del género de esos típicos video que te muestran fotos de flickr con una balada corta venas que te intenta conmover, se encontraba este video que te lanzaba frases como:

«La vida es una y sagrada»

«En la guerra el odio reemplaza al amor«

«Dios nunca quiso eso»

Todo eso acompañado con imágenes de rosas, atardeceres y estúpidas cataratas amazónicas.

Etc.

A mi nunca me han gustado ese tipo de videos. Me parecen una forma barata de prostituir un buen mensaje apoyándose en vanos sentimentalismos.

En este aspecto yo soy un kantiano radical, pues en comparación a esa porquería de video, yo escuché después el relato de un ex-combatiente de la guerra de Vietnam. Cuando el entrevistador le preguntó su opinión acerca de las personas que había matado, él dijo muy escuetamente – en contraste absoluto a los sentimentalismos típicos de «oh, pobres vietnamitas», «oh, fuimos malos» u otra tontería- (él dijo) que lo que más le molestaba de la guerra era su banalidad. Él recuerda que una vez tuvo que matar a un nor-vietnamita de veintitantos años. Esta persona podría haber sido un médico, un carpintero, un maestro, etc. Podría haber tenido hijos, una familia. Pero todo acaba con un balazo. La guerra es un desperdicio.

La muerte de Silvano Cántaro además de ser una horrible tragedia, es un sueño que se ha tornado imposible. Toda esperanza de una vida futura fue esfumada en cuestión de segundos.

Lo único que queda de este evento es la carroña para las aves de rapiña que ya se avecinan: los oportunistas como el alcalde de SJL, los narcotraficantes del VRAEM, y los delincuentes comunes de las calles de Lima.

En otras palabras: la peor escoria de este país que se va a poner una camiseta blanquirroja y va a salir a gritar «VENECOS DE MIERDA».

Y es fácil generalizar. No por nada, un conocido mío alababa a los venezolanos, pues estos trataban mejor al cliente cuando hacían de meseros en los restaurantes y, por ello, este conocido mío decía que estaba bien que compitieran en el mercado.  Lo cual en principio, estaría bien, pero tampoco vamos a ignorar la cantidad de esquinas que perdieron los comerciantes ambulantes debido a la competencia venezolana. Y por otro lado, si la situación laboral peruana era paupérrima antes de la crisis de refugiados, no es muy difícil imaginarse lo que pasó después, una vez que varios emprendedores (Marca Perú) se dieron cuenta que salía más barato explotar laboralmente a dos venecos muertos de hambre que aprovecharse de un solo peruano idiota.

Hay personas que sueñan con un pasado sin venezolanos, donde los cogoteros regaban sus plantas en los desiertos de Villa El Salvador, donde los pandilleros hacían de vigilancia vecinal en el cerro San Cosme y donde los traficantes vendían harina a precio barato en los barracones del Callao. Y funciona. Funciona igual que el sueño pre-hispánico que todos tenemos desde hace siglos, que un día volverá a levantarse el inca de la tierra y castigará a los corruptos que durante largo tiempo mermaron no solo las monedas, pero la moral de toda una nación.

Cabe preguntarse, ¿y cómo serán castigados? Yo tengo una buena idea, muy probablemente el inca hará tambores de la piel humana de estos. O, ¿por qué no tomamos el camino de Sendero Luminoso para alcanzar el retorno al gran imperio y descuartizamos bebés con la indiferencia del estado peruano?

Es tan fácil tomar el papel del buenito y catalogar al otro del malito, pero ¿Qué tal si hablamos del cliché del limeño? Si antes de la llegada de los venezolanos, el estereotipo del limeño era aquel del vivo, del pendejo, del mosca; ¿Qué pasará ahora que tenemos escoria venezolana (exacto, la minoría) rondando por los barrios de Lima?

¿Pasará el estereotipo limeño del mosca o del vivo al del monse, del pavo, del tonto, de la pobre víctima, cuya mujer es follada por el veneco, vivo, traicionero, pendejo y sobre todo, ¿más criollo aún que el limeño mismo? ?

Si hay algo que toca mi corazón de una manera absolutamente enfermiza es escuchar noticias donde los peores elementos de la sociedad se muestran de una manera auténticamente multi-cultural. Es hermoso y de una manera pervertida.

Por un lado tenemos extorsionadores peruanos chupando como buenos parasitos la mesada diaria de docenas de prostitutas venecas, colochas, monas y varias peruchas con la intención de darles «seguridad»; y por otro lado, tenemos pandilleros venezolanos luchando a tiro limpio para asegurarse su territorio en los barrios más marginales de Lima la fea.

La peor escoria de ambos países junta en un solo lugar.

Yo tengo la fantasía de que algun día, por obra de magia, la realidad se torne en un musical al estilo de High School Musical. Que todos salgamos a las calles a bailar. Sin embargo, mi fantasía es un poquito más perversa que una película de Disney.

Yo tengo un sueño.

Es un sueño profundamente enterrado en el Peruvian dream.

Yo tengo un sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo, «el peor enemigo de un venezolano y un peruano, es precisamente otro venezolano y otro peruano».

Yo tengo un sueño donde los asesinos de Silvano Cántaro bailarán junto a los extorsionadores de Lince, un sueño donde Maduro le dará un beso con lengua a la mismísima Keiko Fuimori, un sueño donde los pandilleros venezolanos compartirán chelas con los cogoteros de Comas, un sueño donde toda la peor escoria -sin importar su origen- se abrazará con auténtica fraternidad aceptando su clara multi-culturalidad.

Y es en ese día, que el resto de la población -incluyendo a la mayoría de nuestros compatriotas venezolanos- podrá deportar y encarcelar a aquellos malvados.

Yo tengo un sueño y ese es.

Amén.

Radwulf

16.02.2021

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Autor: Radwulf93

My name is Raúl Valero and I was born just next to the great Titicaca lake in the peruvian side of the border. Since I was fifteen years old I have shown interest for movies and in my early twenties for languages in general. I'm deeply in love with cinema and european languages alike. "Kinolingua" stands for "Kino", that is "cinema" or "movement"; and "lingua", for "tongue" and "language". I was thinking about writing a long biography, but I guess it would be just an egocentric literary jerk-off. If you have any questions about me, feel free to write me an e-mail to "[email protected]" . I hope you enjoy my blog. Sincerely, R.