Tengo una unión estrecha con la cultura alemana, pues considero a Alemania como mi segundo o primer país espiritual. Sin embargo, hoy estoy muy alegre de que México le haya ganado a Alemania.
No son pocos a los que elevan a Alemania a la posición de potencia que lo puede todo. Como si los alemanes fueran seres superiores de otro mundo que solo por el hecho de ser alemanes ya pueden hacer todo con alta efectividad.
Hay una gran ideología racista profundamente arraigada en tales creencias.
Es por ello que el partido de hoy me ha emocionado. No porque crea en el primitivo nacionalismo de querer asociar a la «nación inca» con la «nación azteca» del norte.
Nada de eso.
La razón de mi alegría, es que hoy mi punto ha sido probado ante la débil creencia de que ser alemán, significa ser el puto Dios de cualquier materia.
Hoy no ha sido así. México ha jugado con maestría y tal profesionalidad que luego de su gol han resistido todos los ataques alemanes, como así lo hicieron los romanos en Constantinopla durante más de mil años.
Esa resistencia férrea es digna de mi más profunda admiración.
Como pueden ver, da igual el origen nacional de cualquier persona, todos somos iguales.
Y con suficiente actitud y huevos se puede vencer a cualquier campeón mundial.
México lo ha demostrado.
Hoy llevo su bandera en mi corazón.
¡Que Viva México!
Radwulf
17.06.2018