Quizás la persona que esté leyendo en este momento este texto, traduzca cada palabra a sonidos mentales. Mi pregunta es si esos sonidos corresponderán al acento de mi voz. No lo creo. Tendría primero que explicarle como sueno yo.
Son muchas las veces que me han confundido con un venezolano, con un colombiano, o con un madrileño. Dejadme sin embargo confesaros que mi lugar de nacimiento, de hecho, está a una hora de distancia del Lago Titicaca. Soy puneño, nacido en Juliaca, pero vivido en Lima. Al establecerme en la capital pasé la mayor parte de mi vida en un ambiente donde se hablaba el castellano «pituco» limeño de clase alta, por lo que mi forma de hablar nunca fue como la de los puneños.
En el presente, he llevado a cabo alteraciones artificiales en mi acento y vocabulario, por razones que aclararé más adelante, a tal punto de ni siquiera ya sonar peruano y a tal punto de renunciar completamente a las «pituquerías» lingüisticas de la clase alta criolla limeña. Eso en parte me ha valido comentarios ostracistas de parte de ciertos elementos de mi familia y de incluso amigos míos.
Este artículo se lo dedico a vosotros… mejor dicho a USTEDES (para que se sientan cómodos).
Hoy 3 de Mayo del año 2017, han pasado exactamente 401 años desde que William Shakespeare feneció. Su impacto en la literatura inglesa es indudable y su persona todavía es el avatar preferido para el idioma inglés, así como Goethe lo es para el alemán, Molière para el francés, y Cervantes para el castellano.
Lo menciono hoy no solo por su aniversario, sino por su probable acento. William Shakespeare sin importar que fuese inglés, nunca hubiese sonado como un londinense con bastón, sombrero de copo, y con una taza de chai con leche en la mano.
Todos conocemos al llamado acento británico, que no es otro que uno de los acentos de Londres, en contraposición al acento americano o estadounidense. Notemos que en este acento «británico» las ‘erres’ no son pronunciadas cuando están después de una vocal o antes de una consonante. Esta pronunciación «británica» de hecho es puramente artificial y posterior al mismísimo Shakespeare.
Allá en el año 1776 durante los conflictos independentistas de los estadounidenses contra los británicos, ambos bandos tenían probablemente el mismo acento sin diferencia alguna. Ambos bandos tenían un acento rótico, es decir que pronunciaban las ‘erres’ en palabras como «hard» o «lumberjack». Sin embargo durante la revolución industrial en Inglaterra se adoptó una «mejor pronunciación» para que fuese dictada en los colegios, y esta elegante pronunciación era no-rótica, por lo tanto las palabras pasaron a ser pronunciadas sin la ‘erre’ como en «hahd» o «lumbahjack».
Si leemos alguna obra de Shakespeare con su pronunciación original, lo más probable es que se parezca al acento estadounidense o al escocés o a cualquier otro que al acento británico del siglo XXI.
¿Es por lo tanto un acento mejor que el otro?
No.
¿Entonces cual se debería aprender?
Cualquiera de los dos.
El llamado acento británico no es nada más que una construcción lingüística artificial que fue creada y esparcida por toda la isla de bretaña. A pesar de ello, hoy forma parte esencial de la identidad de muchísimos británicos. Pero si este acento artificial fue creado y diseñado por unos pocos, entonces… no es realmente el acento británico ¿verdad?
Para tal caso el verdadero acento británico sería el acento de todos los estadounidenses de las costas de Nueva Inglaterra. ¿verdad?
El acento o la elección de las palabras es un fenómeno puramente subjetivo. Lo habéis oído SUBJETIVO. El día de mañana este país, Perú, podría ser invadido por la República de Chile, y el acento de Santiago pasaría a ser el de las élites. O también podría pasar en viceversa.
Es curioso pero conozco tantos cucufatos del idioma castellano en muchos países. Nadie se burla de uno si uno habla en otro idioma europeo, pero casi siempre uno es mirado con extrañeza y hasta con sorna si uno habla con un acento diferente al de su lugar de procedencia.
Hace un tiempo he empezado a usar la «z» «española» (notad las comillas) en mis palabras. Los primeros comentarios que he escuchado son los típicos retrógradas de «habla como peruano», «¿por qué hablas como eshpañol?, «Tú eres de Perú», etc.
Hay gente tan ignorante, y esto no lo escribo como insulto. Pero es una verdad comprobada que muchos tienen la lengua larga antes que la cabeza ancha.
Los ignorantes se golpean el pecho asegurando que ellos hablan como peruanos, venezolanos, colombianos, o mejicanos; antes que como españoles. Como si hablar con «z» en vez de usar la «s» fuese sinónimo de ser latinoamericanos. Es cierto que todos los latinos sesean, ¡pero también los sevillanos sesean! Y son españoles, son españoles, mierda. Lo peor es cuando ya le explicas a tales personas que el seseo no es propio de latino américa, y aun así persisten en llamarte sardónicamente «eshpañol» solo porque ceceas. La próxima vez, si alguien me vuelve a hacer el mismo comentario le responderé con un «A ver idiota, ¿entonces porque carajos seseas como una/o español/a de Sevilla o de las putas Islas Canarias, so pedazo de cojuda/o?»
Lo siento, pero la verdad me enerva lidiar a veces con gente así. Para colmo de males el castellano que se habla en américa latina vino justamente exportado ¡DESDE EL SUR DE ESPAÑA!
La identidad peruana fue construida poco a poco después de 1821, pero no por la mayoría de la población. De hecho, la identidad peruana fue diseñada por los descendientes SESEANTES españoles nacidos en América. ¿Os suena la «Carta a los Españoles Americanos» de Juan Pablo Vizcardo y Guzmán? Ojo, se llama «Carta a los ESPAÑOLES americanos», no «Carta a los Quechuas del Titicaca», no «Carta a los Shipibos», no «Carta a los Bora Bora» y SOBRE TODO NO se llama «Carta a los peruanos».
Este país fue independizado por españoles criollos seseantes, el escudo actual fue hecho por el español criollo José Gregorio Paredes, y el estatus quo colonialista centralista limeño español criollo seseante se mantiene incluso hasta nuestros días.
Por lo tanto, ¿soy un creído por renunciar al seseo y adoptar el más difícil ceceo?
¿Si aprendí el alemán en Hanover y luego en Tubinga? ¿Con qué acento debería hablarlo? ¿Si aprendí el francés en Québec y luego tomé cursos de Francés de un Suizo? ¿Con qué acento debería hablar?
¿Qué tal si el día de mañana se me da la gana de hablar en acento «británico» y abandonar al «verdadero acento británico» de Estados Unidos?
¿Y si ya no hablo como puneño, ni como «pituco limeño», y si decido hablar como el híbrido entre un santiaguense, un madrileño, y un colombiano?
Esa es mi libertad.
De Jura seré peruano, pero de Facto mi corazón pertenecerá a distintas naciones. Los simios, los idiotas, los reducidos de mente, los oligofrénicos, jamás comprenderán eso. El vasto rebaño de personas solo balan sin darse cuenta que su propio país latino americano es enteramente artificial. Lo habéis oído: ARTIFICIAL.
Y si las identidades nacionales pueden ser artificiales, lo cual no tiene nada de malo, entonces también lo pueden ser los acentos de los individuos.
Nadie debería estar obligado a quedarse con su acento de nacimiento. Renunciar al acento de tu entorno es un acto político. Es romper con el sistema cultural de tu pasado.
Uno nunca será plenamente ciudadano del mundo si uno no rompe en primera instancia con los lazos lingüísticos de su acento madre. El aprendizaje de otras lenguas también facilita a ver que además es posible aprender otros sonidos y otras melodías para así enriquecer el acento de uno.
Yo no discrimino a los que hablan como puneños, ni a los que hablan como charapas, o a los que hablan como porteños, o a los caleños, o a los santa cruzenses, o a los manchegos, o a los sevillanos. ¿Por qué no tomar un poco de las melodías de cada grupo? ¿Por qué no usar vocablos tan lindos de ellos? ¿Por qué no mezclarlos?
Solo cuando comprendes los idiomas y sus variaciones, y la historia de ellos, es cuando analizas tu forma de hablar y decides experimentar con ella. Es por ello que yo combino distintas formas, porque creo que así como ciertas personas usan un estilo de ropa para definirse, los idiomas y los acentos son los accesorios que te distinguen o te unen al resto.
Yo sé y estoy seguro de que en un futuro, no muy lejano, cuando el común de la gente sea trilingual, también aparecerán personas que podrán hablar en varios acentos un mismo idioma. Ese es el futuro. Las fronteras entre los países son cada vez más borrosas, en comparación a siglos atrás. Así será con las lenguas y con los acentos.
Escrito por Raúl A. «Radwulf» Valero Chávez
03/05/2017