Nosotros los latinos con tanta salsa, alegría, y fuego, tanta vida y sabor hemos dado a la lengua castellana. ¡Nuestra lengua! En cambio, miren a los «españoles» todos fríos y con un ceceo (pronunciación del fonema /θ/ en palabras con «c» o «z» a diferencia del fonema /s/) tan distinto y ajeno a nosotros.
¿Qué cambió todo? ¿Por qué no ceceamos como los «españoles»?