¿Es eso lo que creo que es? … Exacto, y eso está apunto de impactarte en la cara…
¿Ven ese venoso dildo de latex? ¿se preguntan que tiene que ver ese viscoso bastardo con la producción de un cortometraje de bajo presupuesto? Bueno, ese dildo es la razón por la cual pudimos hacer nuestro trabajo en poco tiempo y por un presupuesto reducido.
Si obviamente les interesa y realmente tienen ganas de leer esto, adelante. Aviso que todo lo escrito aquí es mi punto de vista subjetivo y que no debería ser tomado de ninguna manera como una regla. En otras palabras, rompan las reglas, aunque sean las mías. Además estás son las letras de un don nadie en este mundo. ¿Advertidos? Bueno, sigan leyendo o vayan a ver más porno en la red (quizá encuentran mi película en XVIDEOS).
Actualmente estudio en Maguncia, Alemania. Durante mi primer semestre me enteré de un concurso para conseguir fondos cinematográficos. Inmediatemente apliqué pero por un monto poco convencional: solo unos 600 EUR.
Cierto, en Perú 600 EUR son más de 2500 soles, pero en Alemania la historia es distinta. Solo para ponerlo en perspectiva, otras personas que aplicaron al mismo concurso recibieron fondos de 2000, 3000 y hasta 4000 EUR.
¿Por qué pedí tan poco dinero?
Dos razones:
- Prefiero ganarme la confianza de los inversores con montos bajos que equivalgan a riesgos menores, para luego aplicar a montos mayores.
- Me gusta demostrarle a las personas que el monto de presupuesto es un factor correlativo, mas no causativo a la calidad de la película. En otras palabras… solo un necio, creería que la calidad de una película depende completamente de la cantidad de dinero en el bolsillo.
Originalmente escribí una historia de romance que hubiera sido algo relativamente simple: dos chicas se conocen en un parque y se enamoran. Punto.
El problema surgió con Corona, pues me era imposible rodar algo tan simple como eso, sin el permiso para grabar en un lugar al aire libre (en Alemania son muy estrictos al respecto).
¿Qué hacer?
No me quedó de otra que rogarle a los responsables de los fondos que me dieran la oportunidad de crear una nueva historia que pudiera ser rodada bajo las condiciones de la cuarentena.
Gracias a Dios, aceptaron.
Primero que nada, antes de que me dieran la luz verde escribí un cortometraje teniendo en mente todos los elementos a mi disposición (no, no tengo un puto dildo en mi cuarto, si en este momento piensan en eso), pues si hay un hábito típico de muchos cineastas que he conocido a lo largo de mi cortísima carrera, es la típica actitud de creer que su película es una producción hollywoodense de millones de dólares, lo cual significa que durante la escritura del guión muchos incluyen dentro de la historia locaciones difíciles de conseguir o donde es difícil de rodar; como por ejemplo: un bosque sin acceso a luz o agua, lo cual es una muy buena putada para el productor, pues aunque en principio suena bonito, la historia cambia cuando tienes que ir a cagar entre las coníferas, las ardillas y los arbustos, para luego limpiarte el culo por accidente con una ortiga silvestre a falta de papel higienico. Ahí se va todo el glamour hollywoodense.
En mi experiencia (que es cortísima), la mejor manera de producir cine es dejar que las condiciones de producción dicten el guion. En otras palabras, si no tienes algo a disposisción, ¡evita escribirlo!
Obviamente hay excepciones a la regla, como el dildo que tuve que pedir prestado y los varios posters de pelis de zombies que aparecen en la película entre otras cosas.
Pero lo más importante lo tuve en mente desde un inicio: una sola locación con acceso a agua y luz, donde no tuvieramos problemas.
De ahí surgió la historia de esta chica acosada por un espíritu de la noche. Obviamente la imaginación es importante, pero esta tiene que surgir de manera orgánica de las limitaciones. No lo digo yo, lo dicen los más capos. Fijense en el primer juego de Silent Hill. En esos tiempos las computadoras no podían renderizar todo un pueblo de polígonos de manera veloz sin que el jugador lo notara. ¿Qué hicieron? Se les ocurrió la idea de la niebla para tapar el lentísimo renderizaje del pueblo este. Y gracias a este «defecto» o «problema» el jugador carecía de una amplia visión de sus alrededores, lo que contribuyó a crear una atmósfera de peligro inminente. Por eso me pregunto, ¿qué sería hoy Silent Hill sin su típica niebla?
Yo estudie dirección de cine y televisión en un instituto en Lima y otra de las cosas que me di cuenta al conocer a muchos de mis colegas, es lo pedantes que pueden ser al tomarse sus primeros trabajos tan en serio. Esto lo digo con total franqueza, ¡porque yo también lo hice!
A lo que me refiero no es a no ser profesional en el set. A lo que me refiero es que es difícil hacer un thriller acerca de dos asesinos caníbales sin reírte de la premisa cuando apenas tienes veintitantos años y es la primera vez que haces una película en toda tu vida (ejem ejem, ese fue mi primer corto). No puedes tomarte tan serio y hacer un guion de esa naturaleza, si no has tenido las suficientes experiencias de vida para aproximarte a una historia así .
Si miran las primeras películas de Sam Raimi, Peter Jackson o Edgar Wright; estas son un cague de risa. Son algún tipo de comedia combinada con terror o -en el caso de Wright- con western. ¿Por qué? No solo por el sentido del humor que estos tres directores poseen, pero también por el hecho que en sus primeros largometrajes (It’s Murder!, Bad Taste y A Fistful of Fingers) ellos no tenían ni un duro para tomarse en serio la temática de lo que hacían. Si hubieran decidido tomarse en serio la temática de sus historias, apuesto a que estas hubieran fracasado estrepitosamente, pues el arte, la fotografía y las actuaciones en esas primeras películas son muy amateurs. ¿Pero a quien le importa? Díganme sinceramente, ¿a quien carajo le importa que los aliens de Bad Taste se vean ridículos, si al final el espectador disfrutó la película?
Conozco varias personas en el ámbito audiovisual que se masturban mentalmente con rodar una película con cámaras de la más alta gama como las REDs o ALEXAS pues creen firmemente que la calidad de la película está directamente ligada a la cantidad de píxeles en la pantalla.
Prefiero mil veces ver Dead Right (1993, un corto escolar de Edgar Wright), que fue hecha con un presupuesto casi inexistente y con una tosca videocámara noventera que ver una cagada monumental grabada en PANAVISION.
Y exactamente por eso hay un venoso dildo de latex rosado en NIGHTMARE GHOUL CRISIS 2021, porque me vale vergas (literalmente) tomarme en serio, maldita sea.
Vean la película acanga y disfrútenla mientras comen pop corn y toman una chela (recuerdo ahora que también me llegan al pincho los cineastas snob que salen con eso de «ajj, un cinéfilo de verdad nunca come canchita cuando ve una película»).
Si la pela les parece un bodrio, chévere. Si les parece mediocre, también chévere. Y si les parece bacán, pues igualmente chévere. Ojalá la disfruten.
(Tiene subtítulos en español)
Radwulf
14.05.2021
ps. si te gustó la película, puedes hacer un double feature y ver…
Presumo y estimo que: en cualquier actividad el RECURSO representa el 30% y el MANEJO el 70%.