Recuerdo que en China, mi padre encendió un incienso a un foráneo Dios para pedirle una favor: que un día su hijo le de un nieto.
Aunque en un principio tal pedido de mi querido padre me resultó un tanto incómodo, después solo me pareció algo quizás anecdótico.
No niego que a mi temprana edad yo también quería lo mismo en un futuro.
Sin embargo en mi madurez cambié drásticamente de opinión.
Creo que preferiría una hija.
Obviamente si mi primer vástago resultase ser varón o mujer, ello escaparía de mis manos y de las de mi padre y sobre todo de las de un oscuro Dios chino.
Pero si en el futuro pudiese decidir el sexo de mi primera descendencia, este sería el femenino.
¿Por qué?
Porque yo quiero criar a una rebelde en una sociedad patriarcal.
Yo quiero una chica a la cual le enseñe un montón de cosas que se le enseñan a los chicos.
Yo quiero tener una hija con la cual un día iría a cazar, a hacer trekking y a acampar.
Yo quiero una hija con tal sensibilidad propia de muchas mujeres, a la cual le enseñaría la historia de Europa. En los desayunos hablaría con ella en Alemán, en los almuerzos en Francés y en las cenas en Inglés.
Ya en el vientre le pondría a Vivaldi, a Beethoven, a Liszt y a Zbigniew Preisner.
A sus 7 años le enseñaría las animaciones de Lotte Reiniger, y mis películas favoritas de mi niñez como Pollitos en Fuga o La Máscara.
A los 10 años le enseñaría los spaghetti Westerns, las películas de Sergio Corbucci, Leone y Sollima.
A partir de los 14 le mostraría películas como Persepolis o la serie Skins.
A los 16 vería con ella Martyrs, the Babadook, Chucky el Muñeco Diabólico y toda clase de películas de Terror.
Trataría de que viva en dos mundos, por un lado en el mundo europeo y por otro lado en el latinoaméricano.
Son pocos lo hombres que conozco que estarían entusiasmados en tener una hija. Quizá esa es una de la razones por la quisiera tener una.
No me gusta la idea de que supuestamente la línea de sangre de una casa se tenga que extender a través de los niños varones. Ya pasó la Edad Media, y creo que no vivimos en un universo alterno similar a Juego de Tronos.
En muchas partes del mundo, las mujeres están tomando puestos que tradicionalmente eran asociados al sexo masculino; y creo que en ciertos países incluso es tradición que la mujer lleve el apellido primario de generación en generación.
Un futuro así me parece muy emocionante. Un mundo así todavía está por descubrirse. Un mundo así me gustaría ver.
Bueno para los padres los más importante es que nazca sano (a), y en particular para mí era igual si hubiese sido varón o mujer. Si retrocediera en el tiempo también me gustaría compartir más cosas con mis hijos y ser más amiga de ellos.