«Mi nombre es Adrian Mendoza Torres, y soy profesor de filosofía, señor». Lo dice un hombre, en sus 50 años, subido de peso, con lentes y algo de barba; a un paranoico oficial del ejército peruano en medio de una brutal Guerra Civil, donde el jefe del grupo terrorista más buscado es justamente un hombre, en sus 50 años, subido de peso, con barba, lentes y además, profesor de filosofía. ¿Captan lo que va a suceder a continuación?
La Casa Rosada es la última película del fenecido director ayacuchano y precursor del género de terror en el Perú: Fredy «Palito Ortega» Matute.
La historia trata de las desgracias que le suceden a una familia ayacuchana compuesta por un profesor de filosofía llamado Adrian Mendoza Torres (recuerden el nombre), sus dos hijos, y la tía de ellos.
Solo porque el mencionado Adrian Mendoza Torres, es profesor de filosofía en la ex-alma máter del famoso Abimael Guzmán Reynoso (otro «honorable» profesor de filosofía que devino en asesino), todas las fuerzas anti-guerrilleras que están en Huamanga lo califican de «terruco».
A este hombre lo arrestan repetidas veces y él se ve obligado a huir a Lima, con sus dos hijos. Un día que logra huir, lo capturan de nuevo y está vez no sale tan fácilmente, pues lo someten a todo tipo de torturas para que finalmente diga «soy terrorista».
La película en sí carece de temática alguna. Quizá sea: ¿»que una familia peruana puede sobrevivir una sangrienta guerra civil»? ¿Es esa la temática? Lo ignoro.
Los personajes en la película son igual de unidimensionales que una delgadísima cartulina pegada a la pared. Es más, creo que los cantos de la cartulina tienen más dimensiones que los personajes principales de La Casa Rosada.
Adrian Mendoza Torres para mi solo es un padre genérico en apuros. Los niños son solo una hermana y un hermano cualquiera en la misma situación. También la tía. ¿Por qué? Normalmente un buen personaje que haya sido bien desarrollado, presenta virtudes y defectos. En los términos más simples, los personajes bien escritos tienen arcos en la historia y al final hay un cambio en ellos. Hay excepciones claro está, pero en general un buen personaje aunque no tenga un gran cambio tiene que impresionar en algo. En La Casa Rosada veo solo un padre sufrido y dos niños abandonados… nada más.
Por otro lado, hay momentos en la historia que se sienten muy forzados.
En primer lugar cuando los niños asisten a una misa y el párroco termina siendo asesinado por unos terroristas, los niños sobre-reaccionan y abrazan el cuerpo del cura como si hubiese sido su mejor amigo de toda la vida. A pesar que en escenas anteriores jamás lo hubiesen mostrado, ni que hubiésemos sabido algo de la relación entre los niños y el párroco. Su muerte no causa ningún impacto emocional.
En segundo lugar, (SPOLER ALERT) el deus ex-machina que intentaron meter AL FINAL de la película para poder justificar el desenlace, fue paupérrimo. Resulta que al final de la película el personaje principal, ya reunido con sus hijos, les cuenta que él está preocupado por su hermano.
¿Su hermano? Sí, exactamente, su hermano perdido, un personaje que durante los 90 min de película JAMÁS es mencionado y que de repente aparece en los últimos minutos como un militar, que gracias a sus influencias le salva la vida a Adrian y a su familia.
Por último, es irritante que el único dialogo que tiene el persona principal a lo largo de toda la película es «Mi nombre es Adrian Mendoza Torres, y soy profesor de filosofía, señor». o sus variables «Me llamo Adrian Mendoza Torres y no tengo nada que ver con los del partido», «Mi nombre es Adrian Mendoza Torres y no sé nada» y «No soy terrorista y me llamo Adrian Mendoza Torres», etc.
Como personaje cinematográfico, sinceramente no me sentía compenetrado con las desgracias acaecidas al personaje. Es más, me daba enteramente igual y estaba esperando que ya acabase la película.
A pesar de todo lo dicho, si hay cosas destacables de La Casa Rosada son: 1. El EXCELENTE (pocas veces digo esta palabra) trabajo técnico que se hizo. La fotografía, el sonido, y la música son súper profesionales. 2. Las actuaciones me parecieron bien hechas (lo único que lo arruinó fue el guión).
Y por último: 3. La Casa Rosada es una de las pocas películas peruanas que toca el conflicto armado de una manera imparcial. Eso fue lo que más me gustó, pues no fue ninguna propaganda política, si no fue lo más fiel a los terrible hechos ocurridos en Ayacucho de los años 80s.
Quizá esa es la razón más importante de su éxito. Muy a pesar de las críticas que hice a este filme, La Casa Rosada fue muy bien recibida entre las audiencias. Sobro todo de la generación de los que vivieron esas épocas.
En conclusión, recomendaría ver la película si uno está interesado en como serían las desgracias que le ocurriesen a una familia X en una ciudad de Ayacucho durante los años 80s. Pero si quieres ver una buena película, recomendaría que uno se quede en casa y vea mejores obras como En La Boca del Lobo o La Última Noticia.
Escrito por Raúl «Radwulf» A. Valero Chávez
17/05/2018