¿Cuantos cinéfilos más van a rascarse las vestiduras? ¿Cuantos más se extirparán los ojos? ¿Cuantos de ellos seguirán haciendo la pataleta?
En el marco de los comentarios que soltó Scorsese en contra de las películas de superhéroes, comparándolas con un parque de diversiones, y un artículo escrito en el 96 de la fenecida escritora Susan Sontag; me he aventurado a redactar una respuesta, crítica o simple vociferación pasional de aquellas que la gran vía digital nos permite en nuestros días. Aquí les dejo un link a la traducción al castellano del artículo de Sontag «La decadencia del cine» para que sea usado de referencia.
Ahora, al grano:
Me pregunto si dentro de la definición o arquetipo de cinéfilo que tuvo Sontag, ella habría considerado a personajes como Diego Montes de Matador (1986 Dir. Almodóvar) como ejemplos de tal categoría. ¿Acaso no hay nada más pasional, carnal e hilarante que ver a un ex-torero masturbarse frente a las escenas más guarras de un slasher? Expandiendo un poco más la envergadura del término «cinéfilo» según Sontag (yes, pun intended), ¿qué hubiera dicho ella de Chema, el fanático de las pelis violentas en Tésis (1996 Dir. Amenábar)? ¿Acaso un ferviente fanático de cintas como Faces of Death pierde por defecto cualquier capacidad de apreciación estética, solo por el mero hecho de interesarse por «basura»? ¿Qué diríamos entonces de Jack y su interesante definición del «arte» en la violenta fantasía larsvontrieriana del 2018?
Ahora gateando afuera del imaginativo útero fílmico y ya en la realidad, ¿qué hubiera dicho Sontag -allá en los lejanos 90- de autores como John Carpenter, David Cronenberg, Robert Rodríguez y Quentin Tarantino ? Es más, ¿dijo ella alguna vez algo de Mario Bava, Brian Trenchard-Smith o Dario Argento?
Creo que desde el inicio de su artículo acerca de la decadencia del cine existe una cierta petulancia, típica de aquellos sacerdotes, obispos y papas de tercera que intentan mostrar el sendero luminoso del buen gusto a la masa de cinemeros baleantes.
Yo me pregunto, ¿por qué la cinefilia nos tiene que decir que la película original de Jean-Luc Godard Al final de la escapada es inherentemente mejor que el remake estadounidense de Jim McBride? ¿Por qué?
Poniéndo otro ejemplo, ¿por qué la Lolita de Stanley Kubrick es mejor que la de Adrian Lyne? ¿Es por la calidad de las actuaciones, la composición de la imágen y el trabajo sonoro? ¿O quizá será porque Kubrick pertenece al panteón de Dioses del cine, mientras que Lyne es solo una deidad menor?
Esa es exactamente una de las razones por las que yo sospecho que Kubrick intentó destruir todas las copias de su primer largometraje Fear and Desire, una película que parece haber sido hecha por un amateur. Pues sí, efectivamente en ese entonces, ¡Kubrick era un amateur! Un amateur en el sentido más despectivo de la palabra. Probablemente él quiso destruir cada una de las tan malditas copias, para no teñir su «perfecta» filmografía con mácula alguna. ¿Acaso Fear and Desire hubiera puesto en cuestión su naturaleza divina?
A mi me sorprende que una escritora del calibre de Sontag no se hubiera preguntado en el 96 por qué la cinefilia era calificada de snob. ¿Por qué?
Bueno, yo intuyo que es debido a este tipo de culto pagano alrededor de ciertas figuras del cine, donde ciertos cinéfilos intentan hacer el papelón de chamanes o mediums.
Aunque esta institucionalidad de culto se da en todas las disciplinas artísticas y aunque, normalmente no sea necesariamente tóxica; en sus formas más extremas y dogmáticas nubla cualquier capacidad de juicio crítico o individualidad en las masas de fieles. Tanto así que la calidad de ciertas películas es definida por dos factores: 1. La pertenencia del director al panteón de dioses y 2. El juicio de los cultistas snob.
Por esa razón, es que alguien diría que Al final de la escapada de McBride es inferior a la original, pues el director no tiene un apellido francés, la película es de Hollywood y -por lo tanto- es comercial. En resumen, el canon no lo permite y no por análisis, sino por mero dogma escrito en piedra.
Ahora respecto al comentario de Scorsese -cuyas películas yo adoro- tengo que decir que de hecho estoy parcialmente de acuerdo con él. Según la descripción de un amigo, la experiencia de ver End-Game es similar a la de estar en un partido de fútbol.
A pesar de eso, estoy en completo desacuerdo en usar un método prescriptivo y excluyente para retirar a todas las películas de Marvel fuera de la categoría de «cine», pues aunque pueda ser cine de mala calidad ¡sigue estando dentro de la misma categoría!
Por último y volviendo al tema inicial, el problema de la cinefilia snob que describe Sontag es que esta (cinefilia) es decadente por naturaleza, pues es férreamente dogmática y dura, pero no dura como una barra flexible de metal, sino dura como una vasija de arcilla de mala calidad que ha permanecido demasiado tiempo en el horno y que, por lo tanto, se resquiebra con facilidad. En mi opinión, en esta cinefilia snob, no hay lugar alguno para cuestionar a los dioses. En otras palabras, es desde su concepción el fin de la historia. Un fin sin revoluciones ni conflictos. Es la página final de Fukuyama: paralítica, aburrida, jerárquica y snob.
Radwulf
20.02.2022
EDIT 1: Pensé que había sido DePalma, el que hizo el remake de Al Final de la Escapada. Craso error… fue Jim McBride.