Vota por Keiko hoy y mañana tendrás al engendro de peor calaña que Chávez, Castro e, incluso, Stalin.
El Perú ha sido azotado por una miríada de crisis políticas en estos últimos años y todo ha sido coronado con la cereza en el pastel de esta pandemia mundial. Actualmente, a vísperas de las elecciones presidenciales, cada peruano ha sido colocado en la clásica situación incómoda de votar por el mal menor. Ya estamos a puertas del bicentenario y nos podemos dar cuenta que ciertas cosas no han cambiado todavía.
Para ahorrarle el trabajo a la mayoría de personas que leerán este artículo con la intención mediocre de intentar calificarme de rojo o de facho procederé a revelar mi intención de voto: nulo y con un graffiti en la cédula.
Yo no confío en Castillo y tengo mis reservas respecto a las personas que están en su equipo. Me enteré gracias a la información brindada por miembros de un grupo de alemanes en Perú de los lazos que tiene este candidato con gente que estuvo involucrada en el MOVADEF. Es cierto que el MOVADEF rechaza vehemente a ambos candidatos y también es cierto que (aunque le cueste aceptar eso a muchos) no toda persona de izquierda es un senderista y que no toda persona de derecha es un ferviente fujimontesinista, pero a pesar de todo eso, creo que Castillo se debería de haber deslindado de ese tipo de gente. Incluso Hildebrandt lo dijo mejor que yo respecto a este candidato. En resúmen, no confío en él.
Pero he aquí la diferencia. Yo no voto por Castillo porque me meo los pantalones de que tengamos una «Peruzuela» si él llega a la presidencia, de hecho, creo que es muy estúpido dejarse convencer de que un tipo que no tiene ni el apoyo del congreso (que está repleto de simpatizantes de Keiko) y sobretodo ni el apoyo del ejército (lo cual es CRUCIAL para poder establecer una dictadura, a menos que tengas fuerzas paramilitares lo suficientemente poderosas a tu mando capaces de tomar control) vaya a lograr tal hazaña. La única razón por la cual Fujimori, Velasco y Morales Bermúdez lograron establecer una dictadura, fue porque los milicos estuvieron detrás de ellos. En otras palabras, no me creo los billboards publicitarios que «mágicamente» han aparecido en toda Lima con las típicas frasesitas condescendientes de neo-liberal pituco de La Planicie: «Ganar más por mi esfuerzo es ser libre», «Piensa en el futuro de tus hijos. No al comunismo», «El comunismo genera miseria y pobreza», etc.
Yo no tendría problema alguno con estos paneles si el responsable se hubiera acercado públicamente a las cámaras y hubiera dado la cara. Total, ¿que vergüenza hay en tener montones de dinero para pagar tal publicidad? Si la CONFIEP, ergo los Romero, los Brescia y qué sé yo una que otra familia -de estúpido apellido europeo- quiere financiar a su caballo preferido en el hipódromo político. ¿Quienes somos nosotros para juzgarlos? El que puede puede y el que no puede llora. Punto.
Pero entonces, ¿por qué no dar la cara? ¿Qué? ¿Acaso quieren mantener la ilusión teatral de que ellos jamás han metido la mano en el gobierno? ¿Acaso quieren que la población peruana solo crea en Jesús, pero que se olvide de sus doce apóstoles?
Yo comprendo a muchas personas que después de haber pasado por traumáticas tragedias como la perdida de sus seres queridos debido al COVID y después de haber perdido perdido sus ahorros en esta cuarentena, estén muertos de miedo en transformarse en los siguientes venezolanos que ven sonámbuleando en las calles de Lima.
Yo comprendo incluso mejor a los conservadores de derecha que van hacer lo posible por mantener el status quo, pues si hay una verdad innegable es que todos los cambios bruscos suelen verter ríos de sangre. Por esa razón me aborrecen aquellos que gritan por doquier que para que cambie el Perú hay que guillotinar a todos los corruptos à la française. Haz eso y el día de mañana tu cabeza también rodará. ¿Acaso no han tenido suficiente con la lección de Robespierre? Para llevarlo a un plano más íntimo, ¿acaso no han tenido suficiente con las descuartizaciones perpetradas por los becerros malditos del presidente Gonzalo?
Repito que yo puedo comprender a un conservador que quiera mantener un sistema a pesar de lo injusto y nocivo que sea, pues así se evitan los baños de sangre.
Sin embargo, el catastrófico déficit de esta lógica conservadora es que efectivamente los baños de sangre son evitados… solo que a un plazo muy limitado. Y ese es el pequeñisimo detalle que está escrito en letra diminuta al final de la última página del contrato social.
Desde 1992 hemos tenido gobiernos neo-liberales que no han querido tocar en absoluto el actual sistema económico. No voy a negar que el neo-liberalismo ha tenido sus beneficios para unos pocos -que después de prostituir a buena parte de las propiedades del estado con el espíritu del «libre mercado»- hoy tienen suficiente pan para mayo de esta y las siguientes cuatro décadas. Sin embargo, cuando tienes al resto de la población que tiene que vivir con S/. 1500 soles al mes con un costo de vida de S/. 2000 soles, te das cuenta que algo no funciona. Y seamos sinceros, no todos ganan S/. 1500 soles al mes, de hecho ¡el sueldo mínimo es de S/. 930 soles!
Y ese es el peor defecto de los conservadores de este país. Ellos han construido un puente con una madera de calidad mediocre que poco a poco es carcomida por las termitas y los gusanos de las polillas. Cada vez que un tablón se rompe este es reemplazado con otro de la misma calidad. De vez en cuando hay algún revolucionario que quiere destruir y luego reconstruir el puente con una nueva madera, pero levantar el puente de nuevo cuesta muchísimo trabajo, así que los conservadores siguen parchándolo siempre. El dilema del asunto es que eventualmente el puente va a caerse o -como lo puso un ingenioso funcionario de Castañeda- desplomarse.
Un conservador inteligente puede darse cuenta de los defectos intrínsecos de cualquier sistema establecido (ya sea político o económico) y puede ver maneras de como lidiar con ellos, para beneficio de la mayoría.
El problema es que muchos conservadores ingénuos y -sobretodo- desesperados no creen, pero QUIEREN CREER que la actual candidata Keiko Fujimori va ser aquella persona que mantendrá el puente tal como está. Lo que no se dan cuenta (o en este caso NO SE QUIEREN dar cuenta debido a su miedo al revolucionario) es que Keiko no es un ser humano en esta metáfora. Keiko Fujimori es una gigantesca larva de polilla con el aspecto de una pesadillesca morsa cronenbergiana. Keiko Fujimori es la plaga que en el momento que se pose sobre el puente no solo lo devorará, pero además atraerá a la peor calaña de plagas para hacerse con el festín.
En el panteón de las personas más corruptas, más arrogantes, más sicopáticas y más egocentricas, donde tenemos a pesos pesados como Alan García y Alberto Fujimori; Keiko Fujimori ya tiene un lugar reservado. Este es el siglo XXI, no una fantasía medieval de George Martin donde está bien haber tolerado la tortura a electroshock de tu madre para luego intentar subir al poder (y para -paradójicamente- después traicionar al torturador). Hay muchas personas que se indignan que otras personas los llamen parte de la derecha bruta y achorada, por el mero hecho de ser de derecha. Pero se han preguntado, ¿por qué?
Hay mucha gente en la derecha que cree que los comunistas surgieron de la nada. Es como que así, un día todos estaban felices en teletubbielandia y ¡BAM! como por arte de magia aparecieron esos hijos de puta.
¿Por qué carajo existen los Maduro, los Castro y en el peor de los casos los Pol Pot y los Guzmán?
Esa sería una pregunta estupenda para los miembros de la CONFIEP.
Yo tengo una respuesta. Por gente como Keiko Fujimori.
Keiko Fujimori con la ayuda de la mayoría del congreso, no solo va a llevar a cabo una campaña para sacarse cualquier jucio de encima pero además -en la misma tradición de su papi- va vaciar las arcas del estado y entrará en un frenesí de repartijas. Porque si hay algo que nos ha dejado claro la historia peruana de estos últimos años, es que Keiko Fujimori está sedienta de tres cosas: 1. Poder. 2. Dinero. y 3. Cualquier cosa que alimente su ego.
En otras palabras, el mal menor siempre será tener una dialéctica o un balance de poderes dentro de un gobierno. Por un lado tenemos a la letrina congresal llena de fujimoristas y por otro lado tenemos al ejército. Sin embargo, si llega Keiko al asiento presidencial yo estoy cien por ciento seguro a raja tabla que la inestabilidad política será incluso más brutal, que si llega Castillo.
Si hasta ahora más de la mitad de los provincianos están votando por Castillo, solo esperen después que tengan al épitome de la derecha bruta y achorada en el poder. Cinco años después de un régimen de una criminal de derecha como Keiko (asumiendo que entretanto no hayan levantamientos populares) va ser el aliento de vida para revivir a los peores fantasmas de nuestro pasado en los ochentas. Aquí no estamos hablando de un ladrón pseudo-indigenista a lo Toledo ni tampoco de un falso izquierdista a lo Humala en cuya boca La CONFIEP terminó; aquí estamos hablando del paradigma del ladrón criollo, arrogante, sociópata, fresco, mentiroso e hipócrita que lleva la bandera del establishment actual de una manera casi hasta pornográfica en su explicitez.
Si ustedes se preguntan, ¿cómo pueden haber personas de izquierda incluso después de que esta haya sido desprestigiada por SL?, pues la respuesta yace en la argolla fujimorista y los más de 20 años de neo-liberalismo. Si antes habían dudas, de que Keiko Fujimori quizá no sería como su padre -recuerdo que Jaime Bayly la apoyó precisamente por eso- las acciones que ha tomado hasta este momento de su vida (después de pasar brevemente por la cárcel) indican todo lo contrario.
Si todavía creen en la fantasía de que votando por Keiko mantendremos a flote la democracia, solo esperen a las elecciones del 2026 y ahí tendremos a los izquierdistas de la peor calaña posible listos para descuartizar a toda persona que no comulgue con su credo.
La gente ya está harta del sistema actual y si los conservadores no ofrecen una solución plausible, yo creo que una terrible tormenta de inestabilidad va a caer sobre todo el país. Cinco años de lo peor de lo peor del status quo actual solo significará una cosa: la radicalización política de muchos en la oposición en incluso en la derecha.
Vota por Keiko hoy, y mañana estarás votando por el presidente Gonzalo.
Radwulf
31.05.2021