Los niños buenos: Obediencia y Sangre

No se ha borrado de mi memoria una clase de religión que una vez tuve. Estábamos hablando sobre la definición de la libertad.

Cuando llegó el momento del profesor de brindar una definición, él aseguró que la libertad era la capacidad de elegir entre dos decisiones que fuesen moralmente correctas.

Durante buena parte de mi vida tal definición quedó grabada en mi psique. Asimismo siempre pensé que las personas que cometían actos inmorales «no eran libres» y por lógica vivían esclavizadas por sus vicios.

Todo esto cambió cuando escuché una anécdota del conocido filósofo Slavoj Zizek. Allá en los años 90 durante la guerra de Yugoslavia, él conoció de casualidad a un grupo de criminales de guerra en un restaurante en Italia.

Zizek les reclamo que eran unos cobardes porque no podían vivir con la libertad y por ello peleaban para poner al poder a un gobierno totalitario y restrictivo.

Uno de estos asesinos le respondió entre risas de que de hecho era exactamente lo opuesto a lo que él pensaba.

Según él en occidente todo estaba restringido. En occidente no puedes matar personas, no puedes violar a las chicas que te gustan, y no puedes hacer chistes racistas. Todo está controlado. Por eso, ellos buscaban la máxima libertad para hacer lo que deseasen.

Esta nueva idea de la libertad destruyó por completo el concepto con el cual yo había crecido toda mi vida.

Ahora yo creo en el concepto del «mal salvaje» y el de la sociedad como castradora de los excesos de la libertad.

Perú el país donde yo vivo tiene una situación un tanto peculiar. Las personas en distintos estratos de la sociedad están avergonzadas de su libertad. Muchos incurren en actos delictivos pero al mismo tiempo niegan su existencia.

La corrupción en Perú no es la excepción al sistema. La corrupción es el sistema. Pero nadie aceptaría eso de manera oficial, porque sería desastroso para todo el gobierno y todo se vendría abajo. Por ello es vital que el policía coimeado y que el criollo, que no paga el pasaje del bus, sigan con su rol de buenas personas.

Creo que las dictaduras en general tienen los dos lados de una moneda. Por un lado dan carta blanca a los criminales para que se integren al sistema y así luchen contra las amenazas al estado. Por otro lado restringen las nocivas opiniones que salgan del mainstream gubernamental.

Por irónico que suene sin embargo, los sistemas dictatoriales se mantienen en pie no solo por los criminales con sed por sangre pero también por los niños buenos que siempre obedecieron en la escuela.

Un ejemplo de esto es Adolf Eichmann, el famoso nazi cuya captura fue de película. Este honorable miembro de los más altos rangos de los perros de Hitler, paradójicamente nunca tuvo algún odio por los judíos (Hannah Arendt dixit).

Sin embargo él fue el encargado de la logística detrás de la brutal maquinaria a cargo de solucionar el problema judío. ¿Cuantos judíos podían ser llevados en cada vagón del tren? ¿Cuantas rejas y postes se necesitaban para construir Auschwitz, Dachau y Buchenwald? ¿Cuantas cámaras de gas? ¿Cuantas?

Herr Eichmann sabía las respuestas a todas esas preguntas, y sí que las sabía con preciso detalle y meticulosidad.

Él fue el niño bueno de la dictadura nazi. Él supo como obedecer ordenes y simplemente hacer su trabajo.

Cuando pienso en Eichmann vuelvo varios años atrás a las aulas de mi antiguo colegio.

Recuerdo que nos instaban a obedecer a nuestros padres o a nuestros superiores, a pesar de que estuviesen equivocados. ¿Habría recibido Eichmann la misma educación que yo?

Quizá lo puedo ver a él varios años atrás, antes de los eventos que lo llevarían a su muerte.

Eichmann estaría igual de silencioso y atento que yo a las palabras de su maestro. Ambos hubiésemos asentido al mismo tiempo.

Por suerte solo de uno de los dos salió un hijo de puta.

Si tengo un hijo aparte de enseñarle a obedecer, tendría que enseñarle a rebelarse.

Sonará fuera de lo común, pero una sociedad de becerros con unos lobos al mando es igual de peligrosa que una jauría de perros rabiosos.

Solo un niño bueno podrá asentir a cualquier definición de libertad y solo un niño bueno podrá oprimir a los demás para poder mantener el orden y estabilidad de cualquier gobierno que sea… por criminal que sea.

En estos días el ruido y el grito es lo que más necesitamos. Es hora de que dejemos de ser los niños buenos y de que rujamos ante nuestros superiores.

 

 

 

 

Autor: Radwulf93

My name is Raúl Valero and I was born just next to the great Titicaca lake in the peruvian side of the border. Since I was fifteen years old I have shown interest for movies and in my early twenties for languages in general. I'm deeply in love with cinema and european languages alike. "Kinolingua" stands for "Kino", that is "cinema" or "movement"; and "lingua", for "tongue" and "language". I was thinking about writing a long biography, but I guess it would be just an egocentric literary jerk-off. If you have any questions about me, feel free to write me an e-mail to "[email protected]" . I hope you enjoy my blog. Sincerely, R.