Hace unos días conocí a tres chicas en Internet. Para ellas «Dios» era muy importante en sus vidas. Cuando le expliqué a una de ellas que el concepto de Dios a mi me provocaba dudas y que de hecho, observaba la posibilidad, de que no hubiese uno, sino varios Dioses; ella se rió.
¿Por qué la idea de una realidad espiritual politeísta resultaría graciosa?
Nuestros antepasados indígenas y españoles también tendían distintas deidades mucho antes de la expansión del catolicismo en Europa.
En América el cristianismo monoteísta no tiene más de 600 años, mientras que el politeísmo ha estado arraigado desde hace milenios.
Es tanto así, que incluso el día de hoy, el catolicismo en el ande es combinado con creencias politeístas que datan desde antes del siglo XIV.
Si nuestros antepasados creían en distintos dioses, ¿por qué nosotros no?
Hoy en día soy agnóstico y no me dedico a ninguna religión en especial. Sin embargo si tuviese que decidirme por un tipo de religión, creo que elegiría una politeísta.
En la Roma antigua, los dioses eran considerados como símbolos cívicos que unían a los ciudadanos en distintas festividades y tradiciones. El que quería pedir una favor a algún dios tenía que hacer un sacrificio. Pero cuando se trataba de seguir una moral o un código de conducta, para eso estaban los filósofos. No había tal cosa como un dios que te decía como «vivir correctamente». De eso se encargaban los hombres.
Aparte de eso los dioses eran igual de defectuosos que los humanos por lo que no existía el concepto infantil del dios perfecto, benevolente y sabelotodo.
Un único dios al mando de todo solo puede ser un tirano. En especial si es «perfecto». Para mi eso es solo una fantasía acaramelada para las personas que no pueden lidiar con las adversidades de la realidad.
Me parece más cuerdo creer en un grupo de dioses «humanos» que en una idealización o en una paja mental auto suficiente que cree saberlo todo.
Escrito por Raúl A. «Radwulf» Valero Chávez
13/04/2018