Creo que cualquier sistema político que no sea democrático es fácil de criticar. Sin ir más lejos, creo que a ninguno de nosotros nos gustaría vivir en un régimen dónde papá gobierno decida que ropa debas llevar, que debas comer, que debas ver, que debas leer, y, en consecuencia, que debas pensar. Desde monarquías absolutas a dictaduras brutales, el autoritarismo directo tiende a crear una reacción directa.
La democracia directa por el contrario no. De todas formas, este sistema de gobierno es «el mejor de todos» por lo cual es moralmente justificable exportarlo a otros países (Estados Unidos de América… de ti estoy hablando).
Sin embargo, lo que nadie sabe es que ese sistema de gobierno puede ser el peor de todos.
No soy yo el primero que detesta ese sistema. Sócrates también lo vapuleó hace más de 2000 años. El dio un ejemplo de porqué es un mal sistema:
Imaginaos que estáis en un grupo de diez personas y tenéis que elegir a un encargado de la salud dental del grupo. Hay dos candidatos: uno es un dentista y el otro es un vendedor de dulces. La decisión de quien debería ser elegido sería fácil.
Solo que las cosas se complican un poco más cuando los otros nueve en tu grupo son ignorantes. Según ellos el vendedor de dulces es el que siempre les ha dado felicidad y placer, mientras que el malvado odontólogo solo les ha causado pavor y sufrimiento.
Dado que es una democracia directa, no puedes hacer nada con tu voto contra los otros nueve.
Ahora imaginaos vivir en un país con uno de los peores sistemas educativos del mundo. Con gente que sobrevive con 260 dólares al mes. Y con dos tercios de su población abandonada casi a su suerte por un estado ineficiente y corrupto.
Sí… estoy hablando de vivir en Perú.
¿Creéis sinceramente que la mayor parte de los votantes siquiera tienen puta idea de por quien están votando?
No.
Lo peor de todo es que es un voto obligatorio, así que la mejor forma que tienen los políticos de impulsarte a un voto es darte un kilo de azúcar, arroz, o tu taper con 20 soles.
No es que trate de imbéciles a la mayor parte de los peruanos. La diferencia entre un ignorante y un imbécil, es que el ignorante puede admitir su ignorancia. Yo por ejemplo soy un ignorante de la física cuántica o de la ingeniería. Y lo admito. Jamás aceptaría el cargo de ingeniero de obras, por obvias razones. Solo un imbécil haría eso, sin haber visitado previamente la universidad y sin haber tenido una buena experiencia profesional previa.
Una buena parte de la población peruana es ignorante y sus mentes han sido pervertidas y podridas. ¿Es acaso su culpa? No. La culpa la tienen los dueños ciertas cadenas de televisión y el ministerio de educación. Ellos son los peores delincuentes. Ellos son los primeros que deberían tomar la cicuta.
Si yo hubiese crecido en un hogar sumamente humilde, hubiese tenido que lustrar botas en vez de ir a un buen colegio, y además, hubiese tenido que trabajar de jornalero toda mi vida; creo que sería absurdo, que alguien me pida que tome las decisiones acerca del futuro del país.
¿Cual sería la solución?
Dado que no quiero redundar una y otra vez en los males del país, quiero plantear mi solución basada en las ideas del genial filósofo Sócrates.
Se necesita una escuela de votantes.
Así como hay escuelas de manejo, en las cuales te dan una licencia que te autoriza a conducir un automóvil, es necesario una escuela de votantes y solo los que pasen los exámenes finales deberían recibir el derecho de voto.
Esas escuelas deberían ser gratuitas y financiadas con el dinero estatal. Los representantes de todos los partidos políticos deberían ir a cada una de ellas y exponer sus ideas. Se debería enseñar a los alumnos acerca de los métodos de manipulación que se usan en las campañas y se debería hablar libremente del pasado limpio o controversial de los candidatos políticos.
Esta escuela debería ser parte integral del sistema educativo secundario. Todo aquel que desapruebe, debería estar prohibido de votar.
El objetivo de la escuela de voto no sería apoyar a uno u a otro candidato, sino sería que los votantes aprendan a informarse y a discernir antes de tomar una decisión. Sin importar que uno votase, por ejemplo, por un candidato que el profesor considerase nocivo para el país, si el estudiante de voto, pudiese justificar su posición con argumentos basados en estudios y datos, muy a pesar de su posible elección política, tendría que aprobar la escuela.
Para poder solucionar el problema de crear un grupo elitista minoritario habría que hacer de la escuela de voto una institución gratuita para todos. Nadie debería estar excluido de ella. Y los que no tengan interés en política simplemente podrían saltearsela y seguir su vida. Obviamente no podrían votar pero esa sería al fin y al cabo su decisión.
Solo de esa manera podríamos cambiar la estúpida, ineficiente, corrupta, inculta, becerrilesca, e imbécil clase política que actualmente domina el país.
La democracia directa es solo efectiva en lugares con una población altamente calificada y educada como en Escandinavia. Lamentablemente en Perú las diferencias socio-económicas son abismales. Es absolutamente necesario un filtro, para retirar a todos aquellos sin una formación mínima de las ánforas electorales. Con el tiempo la educación de todo el país se homogeneizaría y en un futuro utópico no sería necesario una escuela de votantes.
Sin embargo en Perú recién acabamos de salir del feudalismo gamonal, un periodo similar a la Edad Media europea, y un ciudadano de Celendín, por ejemplo, no tiene la misma educación que un limeño de San Isidro.
Ambos ciudadanos deberían ir a la escuela de votantes para recibir al menos nociones mínimas de las personas por las cuales están votando. Como habéis leído, no es necesario ser un experto en ciencias políticas, para votar, pero al menos tener una formación básica. Al igual que en la escuela te enseñan a sumar y a restar, en la escuela del votante, se debería enseñar a justificar tu voto con la información disponible. Así los que estuviesen interesados en política y sin importar su condición social, podrían votar. Todos los demás no deberían votar sin antes haber aprobado el curso, bajo pena de multa.
¿Qué opináis?