No es una broma, no es una broma, tomen mi palabra en serio porque NO lo es. Aunque me quedé boquiabierto, sorprendido, y estupefacto en el momento que lo escuché por primera vez.
Volved en una máquina del tiempo a los años 80s. Inflación, terrorismo, y toques de queda. En ese tiempo, exactamente en ese lapso de la historia, cuando en el mundo exterior, en España Almodóvar y Alaska hacían la «movida» saliendo del franquismo, cuando en Estados Unidos Michael Jackson se volvía zombie, y cuando el New Wave invadía las radios; justo en ese periodo, justo en ese… Perú vivía una brutal realidad. No solo política- y militarmente, pues recientemente habíamos salido del feudalismo en los 70s y Sendero Luminoso ya estaba tocando las puertas de Palacio. Pero también existía una cruel y repugnante realidad aun presente, que en la mayoría de países ya había quedado en el olvido allá en los años 50.
En los años 80s, si hubieses sido una chica, poniendo un ejemplo, de 20 años y hubieses vivido en Lima, la Capital, y hubieses tenido el deseo de salir a la nueva cafetería de la esquina a probar un delicioso capuccino, lo más probable (repito, no es una puta broma) es que además de ser malvista, por todos los hombres en el local, quizá uno de ellos se te hubiese acercado a preguntarte cual era tu tarifa de servicio completo.
Total, solo las meretrices iban a tomar cafés solas sin un hombre. ¡Estamos hablando de 30 AÑOS atrás! ¡30 años no son nada! ¡Es casi ayer!
Hoy en día la realidad ha cambiado. Conozco varias chicas que toman todos los días su frapuccino en locales como Starbucks, sin miedo al ostracismo social. Los tiempos han cambiado y con ello parcialmente las mentalidades, sin embargo, no lo suficiente.
Yo tuve la oportunidad hace cinco años de estudiar en un Instituto de Cine y Comunicaciones, y de conocer a las personas más maravillosas e interesantes de mi vida. Con ellas conservo una amistad que ha perdurado años. Ni siquiera eso me ha sucedido con chicos de mi colegio con lo cuales conviví más de trece años, y aún así sus vidas me son ajenas.
El momento que ingresé al Instituto, yo había tenido nulo contacto con la sociedad peruana en general. Me duele decirlo, pero durante la mayor parte de mi vida fui un extranjero en mi propio país, y creo que aún lo soy. Por ello cuando entré en contacto con mis compañeros de clase, hubieron muchos puntos de vista y comportamientos que a mi me dejaron literalmente pasmado. Pasmado.
Os cuento una experiencia. Un día Alejo me dijo para salir a jugar en Arenales. Yo encantado, después de un día de clases. Cuando ya estábamos a punto a salir, él me detuvo y me dijo que le espere porque Daniela iba a ir con nosotros. Así que me apoyé contra la baranda a hacer hora con el celular, cuando de repente él vuelve y me dice para irnos.
- ¿Pero qué hay de Daniela?
- No, puede ir porque tiene que haber una chica más en el grupo.
- Esteee… no entiendo. ¿Por qué?
- Sus papás no le dejan ir sola en un grupo de hombres…
- … hombres… ¿qué tengan un historial de violadores seriales? No sé tú, pero yo estoy limpio.
- Calla webón, ¡Vamos!
- Okey.
Creí que a lo mejor ella no quería salir con nosotros y tuvo una rara excusa, o a lo mejor, sus padres eran excepcionalmente estrictos.
Lamentablemente, estaba crasamente equivocado. Con el tiempo me di cuenta que el grueso de chicas de mi salón, tampoco podían «parar» solas con chicos o estar en un grupo con solo hombres. Aunque de vez en cuando lo hacían, sus padres las vigilaban.
Frecuentemente me cuestioné… ¿qué pensaban exactamente sus padres? ¿O en este caso los padres de Daniela? ¿Que la íbamos a llevar a Arenales, después pepearla, luego meterla a un hostal, y finalmente violarla? ¿Cual era la lógica detrás de «proteger» a su hija?
Con el tiempo a medida que la cantidad de estudiantes fue menguando respecto a ciclos anteriores, los que se quedaron, en su mayoría no eran los más fumones, bohemios, y hippies del salón; como usualmente se piensa de las personas que están en comunicaciones. De hecho, la gran mayoría eran de corte conservador, sobre todo en lo referido a la sexualidad.
Creo que todos tenemos derecho a pensar como queramos y me parece que es mil veces más enriquecedor, estar con personas que tienen otras formas de ver el mundo, que atrapado uno en su propia burbuja.
Pero para poder uno crear su propia opinión, tiene uno que haber experimentado y haber conocido lo suficiente. Yo conocí a los dos tipos de personas. He conocido a aquellas cuyas mejillas cobrarían rubor si escuchasen la palabra sexo y he conocido a aquellos que conocieron a sus primeras parejas en tríos sexuales.
¿Ya hay algún rubor en vuestras mejillas, queridos lectores? ¿Es qué alguno se está riendo nerviosamente? Pues bueno, me alegro. XD
Con el tiempo intuí que del grupo de chicos que quedaron en el salón, habían unos cuantos de los cuales dudaba sinceramente que se hubiesen mantenido vírgenes hasta que los conocí. En serio.
El día de hoy, cinco años después podría incluso suponer, que lo de la pureza sexual antes del matrimonio es algo que solo cuentan afuera. Lo que se dice en sus círculos, donde el sexo antes del Danubio Azul, antes del vestido blanco, y antes del anillo de oro; es un tabú. Pero para adentro, para muy adentro, han mordido la manzana prohibida y, la verdad, quizá hasta no se sientan mal por ello.
¡Ojo! No hablo por todos. Estoy muy seguro también que hay aquellos que no han tenido experiencia sexual alguna. Además esa es una suposición que podría estar totalmente equivocada, dado que no está basada en hechos demostrables.
Pero hoy, si la mayor parte del grupo conservador de mi salón me dijese que se han mantenido vírgenes hasta el día de hoy, yo me tiraría al suelo de risa. Sería la mentira más falsa después de que Fujimori dijo que no iba a hacer el Shock.
¿Se sentirían ellos mal? No lo creo.
Además ¿Por qué habrían de sentirse mal? Sobre todo el sexo con la persona que amas, es el mejor del mundo. No solo es retirarte completamente de tus vestimentas, pero también de todas tus inhibiciones ante otra persona. Confiando plenamente en ella. Ese es el mejor sexo.
Pero aunque no haya sido hecho con la persona que uno amaba… ¿cuál es el problema?
Si hay condones y métodos anticonceptivos, y ambos lo pueden disfrutar. ¿Cual es el problema?
¿Dios?
Si ya lo habéis disfrutado, no hay nada mal de que sentirse.
La primera vez que lo hice me sentí horrible porque supuse que eso sería mal visto por Dios.
A decir verdad, hoy en día creo que a Dios le importa poco con quien follemos e incluso si lo hacemos antes del matrimonio.
Si los chicos conservadores que conocí en mi primer año del instituto, ya han tenido sexo, antes del matrimonio, soy optimista con el futuro de las vinientes generaciones juveniles.
Creo que el amor a Dios y el disfrute del sexo, no tienen por qué ir separados. En otros lugares como en Escandinavia o en Europa Central, hay creyentes cristianos que saben divertirse responsablemente. Paradójicamente en los países más conservadores como Perú, es donde hay más chicas con embarazos no deseados. ¿Qué es más responsable? ¿Aceptar al sexo como parte esencial de tu vida, practicarlo, y protegerte, estando muy informado; o tomarlo como un horrible tabú, restringirte, restringir a los demás, y eventualmente practicarlo sin ninguna idea?
Hace un tiempo estuve en Pichanaki, en la selva central. Casi todas las chicas ahí a partir de los 16 años ya están teniendo hijos. ¡16 años! No hay nada de educación sexual, y la mentalidad machista conservadora, no ha ayudado absolutamente en nada desde el siglo XVII. Supuestamente el liberalismo sexual es el que causa eso… ¿en serio? ¿qué hay de Francia, Suiza, Dinamarca, Alemania, Suecia, etc.?
Si tanto disfrutamos el sexo como seres humanos, ¿por qué demonios tenemos que sentirnos mal por ello?
Imaginaos vivir en una comunidad donde una parte de los miembros tienen sexo antes del matrimonio, pero negarían incluso con su sangre admitirlo. Sobre todo las chicas… para no ser tratadas de putas por otras mujeres.
Es absurdo.
Pero a medida que las nuevas juventudes se liberalicen. Poco a poco, sucederá eventualmente lo que pasó en los países nórdicos durante los años 60.
Si un grupo de conservadores tiene un 2% de personas que tienen sexo antes del matrimonio, ellos serán la minoría pecadora.
Si ese mismo grupo después de varios años llega a tener un 10%, entonces se hablará de «los peligros del mundo moderno».
Si llega a 40%, pasará a ser tolerado pero jamás discutido en público.
Pero si llega al 60 o 70%, el jefe de la agrupación se la pensará dos veces antes de tocar el tema de llevar anillos de pureza a lo Jonas Brothers.
Si cruza el 70% a 80%, esa comunidad terminará aceptando el sexo pre-matrimonial.
¿No me creéis?
Mirad a los católicos y protestantes europeos. Podrán ir a misa y podrán ir a distintas agrupaciones, pero disfrutan del sexo y hablan abiertamente de él.
La fe y la libertad sexual, no tienen que ir separadas. En varias culturas y a lo largo de los años, de hecho iban juntas.
Si en los años 80, algo tan inocente para una chica como ir a tomar café sola, era suficiente para tratarla de golfa o puta. Y solo 30 años después ves los cafés llenos de chicas… Imaginaos la posible mentalidad de vuestros hijos y nietos, a sabiendas que vosotros posiblemente ya habéis practicado el sexo pre-nupcial.
Si para vosotros no es taaaan malo, para vuestros hijos y nietos cristianos, probablemente sera la norma tener sexo libre y tener la misma confesión religiosa de sus padres al mismo tiempo.
Y ojalá que así sea. (Árabe = Oj (quiera) alá (Dios) )
Amén.