Hay dos cuentos de terror según el gran maestro de terror John Carpenter. El primero trata de un grupo de jovenes sentados alrededor de una fogata en el bosque, donde uno de ellos advierte que hay un monstruo en las afueras. Acechándolos. El segundo cuento tiene la misma locación y los mismos personajes, solo que esta vez el narrador les dice a sus compañeros que el monstruo está incrustado en el corazón de todos y que nosotros nos estámos acechando desde la oscuridad de nuestras almas.
¿Qué tiene que ver esta introducción con el título del siguiente artículo? Muchísimo diría yo.
El movimiento hispanista peruano tiene dos enemigos: uno externo y uno interno. Esto es algo innegable, pues esta es la realidad en cualquier grupo cultural, dado que no todos pensamos igual. No solo eso, pero por cuestiones políticas, cierto tipo de lastre casposo intenta coger la bandera de Borgoña para conseguir más votos. Esto me causa muchísima preocupación pues es menester saber, que hay ciertos izquierdistas e indigenistas que nos intentan pasar la brocha de «fachas» así porque sí.
Por estas razones presento aquí cinco amenazas al hispanismo peruano.
1. Involucración con el conflicto político de turno
El objetivo del hispanismo peruano debería ser la eliminación de la Leyenda Negra y el cambio radical del discurso histórico actual, no el ingreso directo al palacio de gobierno. ¿Por qué? Porque como he mencionado han habido, hay y van a haber oportunistas políticos sin ninguna convicción hispanista, que van a intentar mostrar simpatía con el Aspa de Borgoña solo para cosechar más votos. En otras palabras van a tocar la bocina para provocar el glugluteo de los pavos y esos pavos, siempre vamos a ser nosotros. Recuérdenlo.
2. Asociación con la Caspa
En España se considera “caspa” todo aquello que es viejo, vetusto, arcaico o, en mejores términos, retrógrada. He escuchado que hubieron personas portando el aspa de Borgoña en marchas de la agrupación #Con-Mis-Hijos-No-Te-Metas que en casos de pedofília clerical simplemente cierran la boca. Para mi la problemática de este asunto, es que hasta ahora lamentablemente no he visto a hispanistas protestando contra abusos sexuales sistemáticos en la iglesia católica o pronunciándose contra Figari y el caso sodalicio. Quizá han habido casos individuales, pero no es algo que haya visto como carácter grupal. Y ese es un serio problema, pues así también se nos pasa la brocha de “casposos”. Por ello, volviendo al punto 1, hay que tener cuidado en la involucración política.
3. Equivalencia de la Derecha con el Hispanismo
El objetivo principal del hispanismo debería ser acabar con la Leyenda Negra y cambiar el discurso sobre nuestra identidad como peruanos. Tratar de acoplar el hispanismo a una corriente política en específico va ir en detrimento del mismo. Creo que una persona de derecha o de izquierda, puede ser hispanista si es crítica con la narrativa histórica actual peruana. La única forma de que pueda haber un cambio cultural, es aproximándonos a todos los espectros políticos sin distinción alguna. Si solo se tiene a personas de derecha en el hispanismo peruano, solo se causará más división y la opinión popular identificará a la Cruz de Borgoña con la derecha, causando una catástrofe ontológica. El hispanismo tiene que ser un movimiento cultural, no un movimiento político. Toda la sociedad peruana tiene que ser bienvenida independientemente de su orientación política.
4. Reemplazo de la Leyenda Negra con la Rosa
Al igual que pongo en duda la fantasía húmeda indigenista de que la vida antes de los españoles era el paraíso en tierra, también es menester poner en duda la fantasía mojada de ciertos hispanistas que intentan pintar el pasado virreinal de color rosa. Aquí hay dos temas que no se pueden ignorar: 1. El sistema racial de castas y 2. Los abusos de los encomenderos entre otros aspectos negativos. Es cierto que hay que eliminar La Leyenda Negra y hay que revalorar nuestra herencia cultural hispana, pero no hay que caer en el vicio de la instauración de una Leyenda Rosa Hispana que pueda resultar aún más virulenta que la Leyenda Rosa Indígena. Ambas, por igual, pecan de simplismo y chauvinismo casposo.
5. Exclusión de personas no religiosas
El sincretismo religioso de nuestro país es el sistema de engranajes que nos mueve a todos los peruanos, independientemente de que creamos en Dios o no.
Creo que la religión católica debería ser vista de una manera crítica (retorno al punto 2) como baluarte de nuestra identidad como peruanos, pero al mismo tiempo la fe personal o carencia de ella no debería ser requisito alguno para ser hispanista. Uno podría ser incluso budista y al mismo tiempo valorar nuestro pasado indígena y español.
En otras palabras, no es necesario creer en Pachamama para derramar cerveza sobre el suelo. La fe es irrelevante.
Si tienen alguna opinión, escríbanla abajo.
Radwulf
19.04.2022
